Mi llegada a Linux fue de la mano de Manjaro, allá por el 2017...
Llegué con miedo, como casi todo ser viviente que viene del monopolio de ventanas.
Llegué pues mi cacharra ya no estaba a la "altura" de windows 10.
Se arrastraba de dolor y cada nueva actualización era un dolor de cabeza.
En Manjaro, comencé a disfrutar de un sistema mucho más amigable con mi hardware y comencé a perder el miedo lentamente. Sin darme cuenta, mutaba en un pingüino más.
Luego de ir ganando experiencia en el uso de la terminal, y tenerme cada vez más confianza, me di cuenta que tenia instalado una cantidad considerable de software innecesario para mi.
Eso me impulsó a llegar a Arch.
Hoy, mi distro de cabecera desde hace 5 años.
Con ella experimente, por primera vez en mi vida, la posibilidad de tener un sistema minimalista, armado a gusto y conciencia, capaz de satisfacer todas mis necesidades.
Decidiendo, hasta en lo más mínimo, su identidad (en realidad la mía).
No es un camino fácil el del pingüino, pero si está lleno de alegrías y recompensas, entre ellas, la posibilidad de conocer a otros usuarios, en los cuales me veo reflejado.
La amistad trasciende toda frontera y nos permite ser aún más libres y conscientes.
Estás pocas líneas están dedicadas a todo aquel que contribuyó en mi camino, así como a los hermosos integrantes de esta Comunidad.
Sin ellos, no sería.
Gracias pequeños saltamontes.
